Con el 2024 llegando a su fin, es momento de hacer un balance. Este año trajo ciertos cambios que, en el plano macroeconómico, podrían interpretarse como signos de relativa fortaleza para Argentina.
Sin embargo, cuando se trata del sector de exportación de servicios, el panorama no es tan alentador. Si bien hubo algunas medidas que intentaron aliviar la situación, la realidad es que seguimos enfrentando desafíos estructurales que complican la operatoria diaria de los freelancers y profesionales que trabajan para el exterior.
Normativa fiscal en Argentina
Por un lado, el gobierno decidió aumentar los topes del monotributo y establecer un monto no pesificable de 36.000 dólares anuales. Esto podría calificarse como un paso en la dirección correcta, pero de ninguna manera soluciona el problema. El monotributo, tal como está planteado, es insuficiente; sus topes deberían triplicarse para ser una herramienta efectiva en un mercado globalizado. Y la pesificación obligatoria sigue siendo un lastre que debería desaparecer de raíz. Este contexto, sumado a un dólar bajo y precios internos en ascenso, ha puesto a los freelancers argentinos más puteando que festejando.
Estructuras en Estados Unidos
En el ámbito internacional, Estados Unidos, históricamente un destino atractivo para las estructuras legales y fiscales de los exportadores de servicios, vivió un año marcado por cambios y dudas. La novela del Beneficial Ownership Information Reporting (BOIR) y la reaparición desde las cenizas de la BE-13 Exemption generaron confusión e incertidumbre. Aunque el BOIR aún tiene un destino incierto, su simple existencia provocó una fuerte aversión a la jurisdicción estadounidense por parte de muchos exportadores. Esto plantea una pregunta que nunca antes había sido tan relevante: ¿sigue siendo Estados Unidos la mejor opción para incorporar?
Hoy, con una brecha cambiaria casi inexistente, costos de mantenimiento de las LLC en alza, y la posibilidad de que el cepo cambiario se relaje o desaparezca, las LLC en Estados Unidos ya no son una decisión obvia. Estados Unidos sigue siendo el mercado más atractivo para conseguir clientes y gestionar cobros con cuentas bancarias americanas, pero la conveniencia de incorporar una estructura allí ahora depende mucho más de las particularidades de cada negocio. En contraste, otras jurisdicciones del Caribe han comenzado a posicionarse como alternativas viables, gracias a su reciente conexión con bancos estadounidenses y la mejora en sus servicios para exportadores.
Tratado FATCA
El panorama se complica aún más con el eterno misterio de FATCA. El reporte de Schrödinger: no hay evidencia concreta de que se haya materializado, pero su amenaza sigue latente, generando más dudas que certezas.
Prepararse para lo que viene
Este es un momento único para reevaluar estrategias, optimizar costos y ajustar engranajes. Lo que antes era un camino claro y obvio, hoy se presenta como un laberinto lleno de nuevas variables.
Los exportadores de servicios necesitan ser más ágiles que nunca para adaptarse a un contexto dinámico, en el que lo que funcionaba hace unos años puede ya no tener sentido. El 2025 demandará creatividad, análisis y, sobre todo, decisiones bien fundamentadas para seguir siendo competitivos en un mercado global cada vez más exigente.
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