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¿Punta del Este es el Mónaco de Sudamérica? No. Es diez veces mejor.


¿Punta del Este es el Mónaco de Sudamérica? No. Es diez veces mejor.
¿Punta del Este es el Mónaco de Sudamérica? No. Es diez veces mejor.

¿Punta del Este es el Mónaco de Sudamérica? No. Es diez veces mejor.


Hay comparaciones que suenan halagadoras hasta que se analizan con algo de lupa.


Llamar a Punta del Este el Mónaco de Sudamérica puede parecer un elogio a primera vista —glamour, yates, mar —, pero en realidad es una etiqueta que no le hace justicia.


Porque si bien ambos lugares comparten una estética de postal y un cierto magnetismo internacional, la esencia de Punta del Este no solo es diferente: es ampliamente superior.


Pensemos por un momento en la fragilidad de Mónaco. Si bien es un microestado pacífico y con estabilidad institucional, su mera existencia está absolutamente supeditada a la no ebullición europea.


Vive, como un bonsái perfectamente esculpido, bajo el paraguas y la mera voluntad de Francia. O sea imaginate a 10 años. Yo si tuviera real estate en Monaco, lo tendría a la venta con relativa impaciencia.


Punta del Este, en cambio, está plantado en una geografía políticamente perfecta para el conflicto global, pero con una madurez democrática y abundancia total de recursos.

Uruguay es una de las repúblicas más estables del mundo.


Y si hablamos de migrar, acá la diferencia es abismal. En Mónaco, residir es una concesión. Un favor. Una danza de documentos, inversiones millonarias y, en última instancia, el visto bueno del monarca.


En Uruguay, por el contrario, hay un camino migratorio transparente, institucionalizado y que, con tiempo y compromiso, puede desembocar en la ciudadanía plena. Punta del Este no te deja entrar con una sonrisa de cortesía: te invita a quedarte, a integrarte, a formar parte.


El otro elemento clave es la comunidad. Mónaco es un escenario, una vidriera. Hay mucha presencia, pero poca pertenencia. Punta del Este, en cambio, es un polo emprendedor, tecnológico, artistico. En Mónaco se sobrevive al lujo. En Punta se vive bien. No es sólo una postal. Es una rutina posible.


Se puede comparar Punta con Mónaco? Claro. Pero solo para mostrar que, si el glamour europeo alguna vez tuvo su trono, ahora la corona flota hacia el sur, entre bosques, dunas y una comunidad que sabe que se puede vivir mejor. A modo de resumen: La mayoría de la gente que vive en Punta del Este, podría vivir en Monaco si quisiera. No lo hace, porque no es mejor.

 
 
 

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