Para qué contratar un abogado si existe la AI?
- B&P Consulting

- 18 sept
- 2 Min. de lectura

Para qué contratar un abogado si existe la AI?
Respuesta corta: Porque te interesa preservar tu patrimonio y tu libertad.
Respuesta larga:
Sé que no somos la profesión más querida del mundo. Sabemos también la saña y el regocijo con los que muchos celebran la idea de que los abogados vamos a desaparecer frente a la AI.
Si te hace feliz imaginarlo, bien: es tan plausible como que algún día todas las profesiones se reconviertan. Pero hoy, y por un buen rato, existen motivos concretos (y económicos) para contratar a un abogado por sobre ChatGPT o la AI que prefieras.
Primero: el output legal de las plataformas de AI, hoy por hoy, es de flojo para abajo. Podés pedirle mil veces que redacte un contrato, que te explique una cláusula, o que diseñe una estrategia, y lo más probable es que obtengas un primer borrador que necesita, como mínimo, varias correcciones sustantivas.
Sacar algo realmente decente suele requerir diez idas y vueltas de “debate elevado” entre vos y la máquina: redefinir supuestos, corregir hechos, afinar el alcance, chequear jurisdicción, verificar mil cosas. Eso supone tiempo, riesgo y costo oculto. Para quien no tenga recorrido legal, esa falsa economía se termina comiendo cualquier ahorro inicial.
Segundo: los LLM funcionan, en la práctica legal, como bases de datos de templates con mejor UX. No son magos que entiendan intención normativa, ni poseen criterio profesional.
Lo que hace un LLM es recombinar plantillas, artículos y ejemplos en algo que “suena” bien. Es exactamente lo mismo que si vos te bajaras un paquete de contratos de internet y armases algo de oido. La diferencia es que la interfaz es bonita y la respuesta llega en segundos. Pero la materia prima es la misma: templates, textos públicos y, en muchos casos, errores replicados.
Tercero: usar AI para tareas legales sin saber leer los riesgos es peligroso. Los legos que se apoyan en la AI para “hacer la parte legal” no suelen saber cómo gestionar el problema estructural de que la máquina siempre te da la razón.
El LLM te felicita: “claro, es impecable, buenísimo, sos un genio legal”. Y ahí está el peligro: la IA refuerza tu sesgo, confirma tu ilusión de seguridad y te empuja a firmar o a ejecutar sin la debida prudencia. Entregar un contrato mal calibrado por confiar en la aprobación automática del bicho es, en la práctica, entregar el culo en una bandeja.
Cuarto: el prompt mágico no funciona. Prompteá “act as the best lawyer in the world”, y vas a obtener un texto que suena culto y autorreferente, pero no una solución profesional.
Si querés, pensalo con una metáfora simple: preguntarse “¿para qué contratar un abogado si existe AI?” es parecido a decir “¿para qué contratar a un abogado si existe Internet?”
Como dicen los dichos: Al que le parezcan caros los forros, que pruebe cuánto le cuestan los hijos. Al que le parezca cara la formación, que pruebe cuánto le cuesta la ignorancia. Al que le parezca caro un abogado, que pruebe cuánto le cuesta ChatGPT.







Comentarios