Puede una AI ser parte del board de tu startup?
Vamos a intentar responder a estar gran pregunta, ya que por más que seguramente haría un mejor trabajo que un VC, hay algunas zonas grises que hay que atravesar.
Imaginate, estás en una board meeting, en esa sala que huele a café recién hecho y a "será hoy que me despiden"?
De repente, la conversación se pone picante y todos empiezan a mirar de reojo a sus aliados. Los votos están divididos, y ahí, en la cabecera de la mesa, donde está el que desempata hay... un robot.
Sí, señoras y señores, estamos hablando de una inteligencia artificial (AI), lista para desempatar como si fuera el Rey Salomón Woke.
Ahora, vamos al grano: ¿Es legalmente posible que una AI tenga el poder de votar en un directorio? ¿Podemos darle ese poder de desempate o para el caso, cualquier tipo de poder?
Primero, pensemos en la esencia de un directorio. Estos maestros de la estrategia no solo deben tener la habilidad para navegar por aguas turbulentas, sino que también deben responder por sus acciones, como cuando tenés que explicar en casa por qué volviste a las 6 AM con olor a humo y sin el pan que te pidieron traer.
La ley, tradicionalmente dice que los miembros de un directorio tienen que ser humanos, principalmente porque se necesita algo que, hasta ahora, las máquinas no tienen: responsabilidad legal y capacidad para tomar decisiones éticas.
Sin embargo, en nuestro hipotético caso tecnológico, supongamos que una empresa decide que en caso de empate, una AI será la que decida.
Para que este sueño futurista se convierta en realidad, los estatutos de la compañía deberían incluir esta peculiar cláusula de desempate AI, algo que, por ahora, choca con el pequeño detalle de que la AI no tiene capacidad jurídica. Es como intentar inscribir a tu tortuga como presidente del club de barrio; todos saben que es buena pero que hacemos cuando se gaste todo en lechuga?
Deberían en todo caso incluir a un humano que actue como contenedor vacío y obedezca las ordenes de su overlord cibernético.
Pero aquí hay un problema: la responsabilidad. Si la decisión de la AI lleva a la empresa a perder fortunas, o para el caso a cometer un delito económico ¿quién se hace cargo?
¿Podemos sentar a la AI en el banquillo de los acusados? Y al perejil que pusiste a tocar el boton?
En conclusión, aunque la idea de tener una AI desempatando en el directorio suena más emocionante que un aburrido y predecible humano, legalmente estamos muy verdes. Por ahora, la AI tendrá que conformarse con ser espectadora, o protagonista en las sombras.
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