Hoy en #FreelancerFridays vamos a hablar de un tema que siempre es interesante, y en vistas de los nuevos developments fiscales tiene más relevancia que nunca.
Freelancers, pobres con problemas de millonarios.
Por supuesto, ni son pobres, ni tienen problemas de millonarios, pero así es como se sienten. Un freelancer en Argentina probablemente ingrese con relativa facilidad al 1% más rico de la población. De hecho se da un fenómeno en el que un asistente virtual sin experiencia que tiene un par de clientes en Fiverr, probablemente gane más que un gerente de Coca Cola.
Pero no es tan simple. El freelancer es una persona que ha emigrado sus fuentes de ingreso, y su conexión con el mundo real lo hace dar cuenta rápidamente que la riqueza se mide en parámetros internacionales y no en números de Uganda.
Ahí es cuando se entera que sus proveedores le cobran en dólares, y cada vez necesita proveedores más sofisticados y ergo más caros.
Un freelancer uruguayo tiene una cuenta en el BROU que está en la esquina de su casa y está pensando si pasarse al Itaú por los descuentos. Igual que el mozo, el plomero y los obreros que están construyendo a toda velocidad la nave industrial que hara las veces de Tienda Inglesa.
El freelancer argentino es un extraterrestre en su propio país. Debe tener cuentas en el exterior, proveedores financieros de todo tipo en USA, Europa, Hong Kong. Debe tener contadores en distintos países. Debe mantener estructuras corporativas sujeto a múltiples cuerpos normativos de compliance.
Debe considerar emigrar de acuerdo an un blend de normativa fiscal-migratoria que otros países le ofrecen para que se instale en ellos y desde allí ofrezca su prestación.
Debe tener abogados que centralicen y comprendan sus necesidades interjurisdiccionales para ofrecer coordinación general, estrategia y optimización de sus estructuras corporativas internacionales (sí, nosotros).
En concreto, debe resolver problemas que considera muy por encima de sus capacidades y sus recursos.
Y no es que no le alcance para pagarlo, simplemente termina sobrepasado. Más alla de que ante la duda lo más recomendable es asesorarse lo antes posible y no enterrar la cabeza, yo creo que deben verlo como algo positivo.
El freelancer argentino, a diferencia de otros, mediante las arenas en las que debe transitar, los proveedores que debe contratar, y los problemas que debe resolver, es un freelancer que (a los golpes) se vuelve mucho más preparado que sus pares de otros países.
Aquí es donde es importante que tome una decisión. Puede volverse un experto en "zafar" y después dar consejos flojísimos de papeles en foros, o puede volverse realmente sofisticado en materia de exportación de servicios, compliance, taxes y luego hacer crecer su empresa sin techo.
Los primeros, son todos capos on paper pero tienen un techo bajísimo y probablemente no hayan visto más de 2 billetes de 100 dolares juntos.
A los segundos, los podemos ayudar a llegar lo más lejos posible.
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