Vamos a hacer un análisis de la serie “The Playlist”, que cuenta la historia de Spotify probablemente con algunas libertades creativas, pero que igualmente sirve como aprendizaje para todos aquellos que estén haciendo sus propios emprendimientos.
Un pequeño disclaimer: la serie tiene 6 capítulos, pero únicamente vamos a referirnos a los primeros 5, ya que el último es un delirio y una basura. Recomendamos dar por terminada la serie al final del capítulo 5.
Algo que la serie hace muy bien es ilustrar cómo el camino hacia al éxito de una startup no es unidimensional. Tienen que darse muchísimos factores en simultáneo, y habrá cientos de casos de empresas que ustedes no conocen, simplemente porque uno de ellos no pudo darse, y la empresa desapareció.
A su vez, el hecho de que muchos caminos transcurran en paralelo, pone a prueba a las startups como equipo humano, donde el primer enemigo a vencer va a ser el clash de egos de los founders y primeros empleados.
En la serie se ve perfectamente cómo estos caminos son cuatro. El primero es la visión del founder, la idea de saber qué es lo que se necesita exactamente, y no conformarse con menos cuando todo el equipo lo presiona para que lo haga.
En la mayoría de las startups este tipo de presión no termina en breaktrough tecnológico, sino en burnout del equipo y en la desintegración.
Por otro lado, justamente tenemos el camino tecnológico. Esta es quizás la parte de la serie que está mejor lograda: el developer estrella y su idea de que la empresa es un vehículo para la expresión de su genio. Que todo lo que no sea la tecnología es un accesorio innecesario o una molestia. Que la tecnología tiene standing propio, y podría valerse de sí misma para asegurar el éxito de la empresa sin ningún tipo de factor externo.
De más está decir que no es así.
La tecnología en el vacío no garantiza nada por más buena que sea, y existen miles de factores externos que hay que considerar.
El clash de la visión del CEO versus la postura intransigente del CTO es una de las clásicas razones de ruptura. El CEO debe procurar por el bien de la empresa, debe hacer compromisos, debe poder pivotear.
Luego tenemos el camino legal, la ardua negociación que implicó tener las licencias que diferenciaron a la empresa del resto de los sitios piratas, y que le permitieron no tener techo respecto de lo que fue su expansión y dominio del mercado.
Las visiones opuestas del equipo legal y el CTO están muy bien representadas. Las ideas simultáneas de:
“Todo muy lindo tu tecnología, pero sin las licencias no la va a usar ni tu mamá”, y
“Todo muy lindo las licencias, pero sin mi tecnología ni hubiesen querido negociar”.
Y por último aparece el co-founder, cuya función es quizás la más importante de todas: hacer que aparezca la guita. Un gigantezco “Todo muy lindo lo suyo muchachos, la visión, las licencias, la tecnología, pero sin la guita no llegamos ni a la esquina”.
La serie está buena para entender que el éxito de una startup no sólo va a estar condicionado por mil variables, sino que el público general muchas veces no entiende cuándo algo es exitoso y cuándo no.
Es extremadamente normal ver en conferencias y en todo el circo que hace la industria emprendedora para auto-aplaudirse, que se toman como “casos de éxito” a empresas que todavía están en plena pelea.
Una empresa que recibe funding externo para subsistir todavía no demostró absolutamente nada en el campo de batalla real. Está en esa pelea.
No alcanza la tech, no alcanza la adopción. Las empresas deben subsistir realizando sus propias prestaciones. Hablaremos de éxito cuando ganen dinero por vender sus propios productos y no su equity.
Y no lo digo para tirarles abajo a su emprendedor-celebrity favorito, sino para ayudarlos a ver el panorama con un poco menos de ruido.
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